Adherida a tu velocidad, como la hoja a la rueda, lancé tímidas flechas a tus paisajes soberbios. Y sólo pequeños rincones de formas recogió mi corazón adormecido.
Frase por Alfonsina Storni
Ah, me resisto, mas me tienes toda, tú, que nunca serás del todo mío.
Alma: ¿Dónde está el oro aquel que viste? Todo ha cambiado cuando estuvo enfrente; Mis ojos tocan realidad tan triste Que digo: es el presente.
Baja: mi corazón te está pidiendo. Podrido está; lo entrego a tus cuidados. Pasa tus dedos blancos suavemente sobre él.
Bebe de las rocas; duerme sobre escarcha; renueva tejidos con salitre y agua. Habla con los pájaros y llévate al alba. Y cuando las carnes te sean tornadas, y cuando hayas puesto en ellas el alma que por las alcobas se quedó enredada, entonces, buen hombr
Bravo león, mi corazón tiene apetitos, no razón.
Como a un muñeco destripé tu vientre y examiné sus ruedas engañosas y muy envueltas en sus poleas de oro hallé una trampa que decía: sexo.
¿Cómo decir este deseo de alma? Un deseo divino me devora; pretendo hablar, pero se rompe y llora esto que llevo adentro y no se calma.
Cuando sobre tu pecho mi alma fue apaciguada, y la dulce criatura, tuya y mía, deseada, yo puse entre tus manos toda mi fantasía.
¿De qué desierto antiguo eres memoria que tienes sed y en agua te consumes y alzas el cuerpo muerto hacia el espacio como si tu agua fuera la del cielo?
Gimen porque nace el sol. Gimen porque muere el sol...Todo está allí, apretado en la cuenca, donde, pájaro quieto, aguarda.
Hombre pequeñito que jaula me das. Digo pequeñito porque no me entiendes, ni me entenderás. Tampoco te entiendo, pero mientras tanto ábreme la jaula que quiero escapar. Hombre pequeñito, te amé media hora, no me pidas más.
La primavera dulce que me enseñara a amarte, la primavera misma que me ayudó a lograrte.
Las palabras se secan como ríos y los besos se secan como rosas, pero por cada muerte siete vidas buscan los labios demandando aurora.
Las primaveras al marcharse dejan las lloviznas de otoño preparadas...Pequeña, ve despacio, mucho juicio, no te quemen tus llamas.
Luz de los astros: todos mis poros se abren sintiendo vuestros tesoros que son trasuntos de inmensidad, y en esta hora soy una cuerda, cuerda que espera que algo la muerda, para dar notas de tempestad.
Mariposa ebria, la tarde, giraba sobre nuestras cabezas estrechando sus círculos de nubes blancas hacia el vértice áspero de tu boca que se abría frente al mar alineando sus blancos lobeznos.
Mas... ¿Lo que fue? ¡Jamás se recupera! ¡Y toda primavera que se esboza es un cadáver más que adquiere vida y es un capullo más que se deshoja!
Mis ojos, faros de angustia, trazan señales misteriosas en los mares desiertos. Y eterna, la llama de mi corazón sube en espirales a iluminar el horizonte.
Oh, muerte, yo te amo, pero te adoro, vida... Cuando vaya en mi caja para siempre dormida, haz que por vez postrera penetren mis pupilas el sol de primavera.