Decíamos ayer...
Frase por Fray Luis de León
El amor verdadero no espera a ser invitado, antes él se invita y se ofrece primero.
El bien hablar no es común, sino negocio de particular juicio.
Faltan palabras a la lengua para los sentimientos del alma.
La paz es el blanco a donde enderezan su intento y el bien a que aspiran todas las cosas.
Estar en paz con uno mismo es el medio más seguro de comenzar a estarlo con los demás.
Para hacer mal cualquiera es poderoso.
Los pastores serán brutales mientras las ovejas sean estúpidas
¡Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruido, y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido!
Estar en paz consigo mismo es el medio más seguro de comenzar a estarlo con los demás
Vivir quiero conmigo, gozar quiero del bien que debo al cielo, a solas, sin testigo, libre de amor, de celo, de odio, de esperanzas, de recelo.
La virtud no teme a la luz, antes desea venir siempre a ella; por es hija de ella, y criada para resplandecer y ser vista.
No hay cosa más cerca ni más lejos, más encubierta y más descubierta que Dios.
El que de la verdad vive, cualquiera que él sea, aunque ínfimo y vil, puede ser útil en algo.
La fe es el término medio entre la ligereza con que alguno precipitadamente cree y la pertinacia en no creer sino en lo que antes se demuestra por la razón.
El principio del pecado es la soberbia.
Ninguna cosa siente más el presuntuoso que ser notado de poco avisado.
Inseparable compañera de la injusticia es la intemperancia.
La vida del cristiano es una especie de milicia.
Si hay debajo de la luna cosa que merezca ser estimada y preciada es la mujer buena.