Imágenes de la frase célebre

Su rostro era agradable y majestuoso; pero cuando se encolerizaba uno de sus ojos se hacía tan terrible que su mirada resultaba intolerable: el desgraciado sobre quien la fijaba caía de espaldas y, a veces, incluso expiraba en aquel mismo instante.

Ver más frases de William Beckford

Más frases célebres:

Enlaces de Interés

Conecta con nosotros

Sitios web amigos

  • ¡Tu sitio web aquí!