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Frases célebres sobre: ráfaga.
Hay un total de 0 freses célebres sobre "ráfaga" este sitio web.
La cólera es una ráfaga de viento que apaga la lámpara de la inteligencia.
Frase célebre de
Robert G. Ingersoll
Te matarán las llamaradas camarada, para nada pararás la ráfaga que K te lanza a la cara.
Frase célebre de
Kase-O
Cuando cantaba All you need is love hablaba de algo que no había experimentado. Sí había experimentado el amor por las personas en ráfagas., en el amor por las cosas y los arboles, cosas así. Pero no había experimentado lo que cantaba. Es como todo, prime
Frase célebre de
John Lennon
Al mirarla y observar su agradable sonrisa, sintió que la muerte se acercaba de nuevo. Esta vez no fue con ímpetu. Fue una ráfaga, como las que hacen vacilar la luz de una vela y extienden su llama con su gigantesca sombra proyectada hasta el techo.
Frase célebre de
Ernest Hemingway
Ser abatido por ráfagas de ametralladora, como parecía ser mi suerte, no debía considerarse como un infortunio singular, quizás no era 'un bel morir', como lo reclamaba Segismundo Malatesta; pero en las actuales circunstancias del país y del mundo, una mu
Frase célebre de
Álvaro Gómez Hurtado
Una ráfaga de invierno sin color para mostrar sin hojas para rasgar.
Frase célebre de
Kawai Chigetsu
Ven. Salgamos fuera. La noche. Queda espacio arriba, más arriba, mucho más que las luces que iluminan a ráfagas tus ojos agrandados. Queda también silencio entre nosotros, silencio y este beso igual que un largo túnel.
Frase célebre de
Jaime Gil de Biedma
Ráfaga de nieve. En sus brazos sofoco.
Frase célebre de
Hashimoto Takako
Envejezco, pintura soy del tiempo, reloj de carne soy, monstruo del tiempo, criatura de horas, ráfaga de tiempo.
Frase célebre de
Eduardo Lizalde
El vidrio del ojo de buey estaba roto, y por allí se colaban ráfagas de viento que hacían bailar la lengua amarilla de una candela sujeta en una palmatoria al muro.
Frase célebre de
Roberto Arlt
El humano tiene que aprender a confiar en sus propias fuerzas. La lectura de biblias no lo va a proteger de las ráfagas invernales, sino las casas, el fuego y las ropas. Para impedir el hambre un arado vale lo que un millón de sermones.
Frase célebre de
Robert G. Ingersoll
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